Cincuenta cuentos para que los cuentes

Cincuenta cuentos para que los cuentes

Cincuenta cuentos para que los cuentes

Martha Dolores Albores Albores

“Martha Dolores Albores Albores, (Doña Lolita Albores), comiteca de nacimiento y por convicción, es, sin lugar a dudas, digna heredera de la vigorosa tradición comiteca; es aquélla que testifica los grandes episodios históricos y anecdóticos de su tierra.

Lolita Albores, de edad indefinida que fluctúa entre diez y cien años, trenzas que no terminan, ni comienzan. Ojos pequeños que, de pronto, junto a su risa, parecen explotar, desorbitándose de su rostro. Un rostro en continua transición, que se presta para la solemnidad y se descara en el pitorreo de la gente que la rodea.

Lolita Albores ama a su pueblo; en su memoria guarda los más gratos recuerdos del diario acontecer; su talento, revestido de bondad, y su humor limpio la llevan a grabar tres discos de picardía comiteca.

Mujer de gran sensibilidad y de visión aguda, que hace y deshace y que usa y desmenuza el todo para quedarse con el detalle elocuente; de conversación alegre, imitación, cual copia fiel, de los personajes de sus charlas y cuentos. Es nombrada cronista de la ciudad, cuyo título le queda corto su talla, a su gracia característica, al don de ser sincera, abierta, conocedora, espectáculo, juglar. Mujer sin par, de comentario inteligente y diálogo ameno, que ha plasmado en sus libros. «Así te recuerdo Comitán», «Piñata de cuentos comitecos» y «Picardía chiapaneca».

Los chistes de dominio público pasan a ser propiedad de quien sabe contarlos parte, es ella misma quien se involucra y pasa de espectadora a protagonista, de narradora testigo de una y mil historias. De pronto, ofrece a Comitán «Cincuenta cuentos para que los cuentes»; luego, nos presenta «Cincuenta cuentos más para que puedas contar cien». Aparece en televisión; participa en la radio; es el centro de atención de las reuniones; es «ajonjolí de todos los moles»; es «el pan nuestro de cada día; es el «ombligo del mundo»; es el hilo que teje la historia de Comitán; es sonrisa franca, carcajada ofrecida sin tapujos, palabra, susurro, voz, grito, risotada; es en dos palabras: ¡Lolita Albores!” (Prólogo de Raúl Espinosa Mijangos).

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ALBORES ALBORES, Martha Dolores. Cincuenta cuentos para que los cuentes. 3ª. Edición, Comitán: imaginARTE, 1999.

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