
La institución se creaba para los vecinos pobres del pueblo y los forasteros a quienes afectase alguna enfermedad o llegasen ya enfermos. Se admitiría a toda clase de personas, hombres y mujeres, sin distinción de clase o raza. Dice doña María Ignacia textualmente que a su hospital se llevaran los enfermos más “pobres y faltos de amparo y humana protección, para que se les asista con los alimentos posibles y aquella curación y medicina que ofrece el país”.

El templo de Jesusito data del siglo XIX y hace mucho que dejó de ser la capilla hospitalaria. A sus espaldas se construyó, a mediados del siglo XX, un edificio para servir de mercado, posteriormente sirvió como Centro de Convenciones y actualmente son oficinas municipales. A un costado de la iglesia se encuentra ubicada la Plaza de las Artesanías.
La imagen de Jesusito fue traída directamente de Guatemala.
Bibliografía:
MURIEL, Josefina. Hospitales de la Nueva España. Fundaciones de los siglos XVII y XVIII, Vol. II. Editorial Jus, México, 1960.